Friday, August 6, 2010

This is not the moment for a ‘transeat’

Guest blogger: Msgr. Hugh Shields, Vicar for Hispanic Catholics of the Archdiocese of Philadelphia:

When we studied philosophy in the seminary, one of the phrases used in the argumentation of a point was the phrase “transeat.” Loosely translated it meant “I, in a gentlemanly fashion, will let what you just said pass for now.” In many debates that phrase allowed the speaker to come to his conclusion and then be responded to by the listener.


In our country’s immigration law reform debate we, as Catholics, seem to have fallen into the habit (hopefully, unconsciously) of symbolically using transeat in the heated, emotionally charged dialogue.

To allow speakers (elected or not) to imply that the approximately 12 million undocumented people in our country are all drug dealers, terrorists, “illegal” or here to undermine the values of our country — and we as Catholics say transeat?


To allow speakers to deny the right for people to immigrate seeking a better life for themselves and their families (a right, by the way, supported by the teaching of the Catholic Church) — and we as Catholics say transeat?

To allow the narrowing of “immigration law reform” to simply mean “border enforcement,” when our Catholic bishops are begging for a more comprehensive approach to a very difficult reality — and we as Catholics say transeat?

To allow directly o
r indirectly the “demonizing” of people as if they are not made in the image and likeness of God simply because they do not have documents — and we as Catholics say transeat?

To permit the “not connecting of the dots” between our commercial contracts with foreign nations and the conditions that drive people to seek a better life outside of those same foreign nations — and we say transeat?


To allow the “debate” and its significance to deteriorate into a shouting match in front of a cheesesteak establishment — and we say transeat?


I think we, as Catholics, are not being the leaven that our Church wants us to be when we withhold by our absence a much needed powerful presence of Christ in a debate on its way to violence.

Transeat or not? I would encourage that at this time, and in this discussion, not.


¿Transeat? No en este momento
Por Mons. Hugh Shields
Vicario para Hispanos Católicos de la Arquidiócesis de Filadelfia

Cuando nosotros estudiamos filosofía en el seminario, una de las frases que se utilizaba en la argumentación de un punto era la frase transeat. Traducido vagamente significaba, de modo caballeroso: dejaré que pase por ahora lo que usted acaba de decir. En muchos debates esa frase permitió al orador llegar a su conclusión y, a continuación, responder al que escuchaba.

En el debate de reforma de ley de inmigración de nuestro país, nosotros como católicos, parece que hemos caído en el hábito (espero, inconscientemente) de utilizar simbólicamente transeat en el acalorado, emocionalmente cargado diálogo.

Permitir a oradores (electos o no) implicar que los aproximadamente 12 millones de personas indocumentadas que están en nuestro país son todos traficantes de droga, terroristas, ‘ilegales’ o que están aquí para minar los valores de nuestro país - ¿y como católicos decimos transeat?

Permitir a oradores negar el derecho a las personas a inmigrar buscando una mejor vida para ellos y sus familias (un derecho, a propósito, apoyado por la enseñanza de la Iglesia católica) - ¿y, como católicos, decimos transeat?

Permitir el estrechamiento de la ley de inmigración a que simplemente signifique la imposición de la ley fronteriza, cuando nuestros obispos católicos piden un acercamiento más comprensivo a una realidad muy difícil -¿y nosotros, como católicos, decimos transeat?

Permitir directa o indirectamente el ‘satanizar’ de las personas como si ellos no son hechos a la imagen y semejanza de Dios simplemente porque ellos no tienen documentos - y, ¿como católicos, decimos transeat?

Permitir el no conectar los puntos entre nuestros contratos comerciales con las naciones extranjeras y las condiciones que impulsan a las personas a buscar una vida mejor fuera de esas mismas naciones extranjeras -¿y decimos transeat?

Permitir que el debate y su significancia se degeneren en un vociferar frente a un establecimiento de cheesteak –¿y decimos transeat?

Creo que nosotros, como católicos, no estamos siendo la levadura que nuestra Iglesia quiere que seamos cuando por nuestra ausencia retenemos una presencia poderosa de Cristo muy necesaria en un debate que se encamina a la violencia.

¿Transeat o no? Yo animaría a que sea no en este momento, y en este debate.

This column first appeared in English and Spanish in the Catholic Standard & Times, July 22 issue.